Chlorum Solutions: Modelo de minifábrica elimina la necesidad de transporte y reduce el impacto ambiental
Por Stella Fontes — Desde São Paulo

08/12/2020 05h01 Actualizado 08/12/2020

“Uber” do setor químico, Chlorum recebe aporte de R$ 110 milhões

Daniel Croce (izq), cofundador, y Alfredo Kerzner, director ejecutivo: la empresa asume la inversión en la operación fabril mediante contratos a largo plazo — Foto: Divulgación

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Con la propuesta de ser el “Uber” de la industria química, Chlorum Solutions recibió una inversión de R$ 110 millones y está destinando estos recursos para ampliar su presencia en el mercado brasileño. La empresa, que tiene como accionista mayoritario al inversor Hersch Klaff y sede en Chicago, instala y opera “minifábricas” de cloro para sus clientes, asumiendo la inversión en instalaciones de pequeño tamaño que pueden ser compartidas y atender a diferentes contratos. Al mismo tiempo, se elimina la etapa de transporte del cloro, que es costosa y de alto riesgo.

“No inventamos el producto ni la tecnología. Lo que cambia es el modelo de negocio”, dice el director ejecutivo de la empresa, Alfredo Kerzner. La identidad de los nuevos socios no se revela, pero Klaff, quien es dueño de Klaff Realty, una firma de inversiones en el mercado inmobiliario cuyos activos están valorados en US$ 17 mil millones, se mantiene como socio mayoritario. El valor asignado a Chlorum en la operación tampoco se revela.

Hoy, Chlorum tiene tres unidades en operación: dos en Brasil y una en Uruguay, y la inversión de recursos dará impulso a un ambicioso plan de expansión. En el plan estratégico, se prevén siete nuevas plantas en los próximos cinco años en América Latina, especialmente en Brasil. En Uruguay, la “minifábrica” fue la primera en utilizar la tecnología de producción de cloro por electrólisis con células de membrana, que ha reemplazado los sistemas que utilizan mercurio.

El modelo de contrato de Chlorum es conocido como BOO (por las siglas en inglés de “build, own, operate”) y es a largo plazo, para justificar la inversión inicial en las instalaciones, que pueden estar dentro de la unidad consumidora o en sus alrededores. El costo del producto final para el cliente, a su vez, no sería mayor, en parte porque se evita la etapa de transporte, que es costosa debido a que se trata de un producto tóxico y por las largas distancias entre los productores de cloro y los consumidores en el país. Además, la pérdida de escala y la menor dilución de costos pueden ser compensadas por las ganancias de eficiencia.

También por este modelo, el impacto ambiental de la operación de Chlorum es menor que el de las grandes unidades de producción de cloro-soda, según el cofundador y presidente de Chlorum, Daniel Croce. “Creemos que hay una tendencia en la industria hacia el uso de operaciones más pequeñas y locales”, dijo. Mientras una planta de la empresa produce entre 10 y 20 toneladas de cloro por día, grandes fábricas pueden llegar a suministrar miles de toneladas diariamente.

La primera unidad de Chlorum fue construida para atender la Estación de Tratamiento de Agua (ETA) Gavião de la Compañía de Agua y Saneamiento de Ceará (Cagece), con capacidad de producción de 10 toneladas por día de cloro y hipoclorito de sodio. La ETA es responsable del suministro de Fortaleza, de modo que la unidad que produce e inyecta el cloro directamente en el agua necesita operar 365 días al año, 24 horas al día. Anteriormente, el cloro líquido se transportaba desde Recife (PE) y se almacenaba a presión en la ETA.

La segunda inversión se realizó en Uruguay y, más recientemente, la empresa instaló su tercera unidad en el municipio de Codó, en el interior de Maranhão. La disponibilidad del insumo en localidades más remotas ha demostrado ser un impulsor de desarrollo y nuevas inversiones en esa región, comentó Croce.

Además de las ventajas de la producción compacta, el marco legal de saneamiento en el país debe impulsar los negocios de la empresa, según los ejecutivos. “Nuestros clientes son aquellos que consumen cloro: desde industrias hasta estaciones de tratamiento de agua, sobre todo aquellas que tienen que almacenar cloro líquido”, comentó Kerzner.